...El momento seguía siendo el mismo, dimorfo y continuo, eterno y cambiante, algo irrelevante en
asuntos de percepción y un tropiezo ante la existencia.
De tal manera que, mientras se columpiaba, pensó:
-Si pudiéramos detener la más fútil fracción de un segundo atómico, en ese momento preciso en el que se
detiene en su vaivén sempiterno antes de caer suavemente como péndulo de un lado al otro, oscilando sobre su eje en un columpio infinitamente microscópico dinamo
del tiempo, nos volveríamos eternos; esa es la clave, acortar en menos de un parpadeo toda la ventaja que nos lleva el tiempo, pero eso de querer estar para
siempre es cosa de locos y más que de locos, vivir con apegos es cosa de incautos.
Por lo tanto, la partícula del tiempo, siguió columpiándose,
y no volvió a pensar. Solo existió.
Carlos Humberto Barillas Niederheitmann.
creo que la eternidad es ajena al tiempo...
ResponderEliminarme gusta mucho el escrito, tiene muchas incognitas, saludos
Es así, dos eventos separados, ni si quiera paralelos. Es el hombre quien ha buscado siempre un enlace entre su existencia y la eternidad. El más moderno que viene a mi memoria fue un conde que bebía sangre, o su creador.
EliminarNo lo podemos evitar, vivimos con apegos, nos gustan los recuerdos, nos alimentan y ayudan a caminar.
ResponderEliminarLa verdad es que ser inmortal, o paralizar el tiempo en un infinito segundo a veces sería genial,otras nefasto sin más.
Pero lo que hay que seguir es columpiándose con el vaivén de la vida, para que no nos perdamos nada.
Besitos mediterráneos.
Tendría consecuencias nefastas, la primera de ellas sería, que deteniendo el tiempo en ese segundo infinito ya no podríamos regresar, ni tan siquiera seríamos capaces de darnos cuenta de nada. Quedaríamos como en una fotografía, congelados para siempre...
EliminarEl tiempo se paraliza en la mente. En un segundo podemos sentir la eternidad.
ResponderEliminarBuen texto, me gusto bastante.
Y vicevesa, el tiempo nos paraliza, la eternidad nos hace...
EliminarNo, ni loca me gustaría vivir eternamente, Carlos, pero es verdad que esa eternidad se da cuando dejamos de pensar y existimos.
ResponderEliminarEn esta vida mental hay quienes lo logran aunque nunca de continuo (digo yo... aunque ahí está el Buda, por ejemplo), pero si se consigue a veces.
La vida, una gran meditación en si misma, donde la mente se reabsorbe a si misma y los apegos caen... Pero lo del péndulo, para mi no, Carlos, pues lo que va aun lado, por su propia ley, va al otro (ni grandes alegrías ni grandes tristezas).
En el centro, ¿puede ser? :)
Abrazos
Cogito ergo sum, contrario a lo que propusiera René Descartes, pienso entonces existo es la base del racionalísmo occidental. Eres muy acertad al tomar a Buda como ejemplo, dejar de pensar para existir. Ambas posturas vienen a ser una contradicción. O como diría Platón de lo relatado sobre Sócrates, Solo sé que no sé nada, otra contradicción. Nuevamente como dices, ni grandes alegrías ni grandes tristezas, el centro, el equilibrio...
EliminarVuelvo a tomar a René Descartes como punto de partida, dejando este párrafo que a mi gusto es increíble, de dónde se deriva la frase Cogito ergo sum (Pienso luego existo). Encontrado en su famoso "Discurso del método"
EliminarPero en seguida advertí que mientras de este modo quería pensar que todo era falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese algo. Y notando que esta verdad: yo pienso, por lo tanto soy era tan firme y cierta, que no podían quebrantarla ni las más extravagantes suposiciones de los escépticos, juzgué que podía admitirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que estaba buscando.
Si me das impulso me columpio, si me avientas fuerte saldré volando hacia todos los abismos.
ResponderEliminarUn abrazo.
A veces nos columpiamos, otras vamos a dar a grandes abismos.
EliminarUn abrazo Sarco.
El tiempo fluye, y se columpia en mi mirada mientras te leo, quiero detener los minutos para saborear mucho más tus letras, hacerlo eterno, pero no lo consigo.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Maria, es , un verdadero halago tu comentario.
EliminarGracias, un beso.
Hermoso texto! sabia la decisión de la "partícula de tiempo": solo existir.... - Lo de la eternidad, ya es otra cosa.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Mercedes, me da mucho gusto verte nuevamente. Gracias por tu comentario, lo estimo bastante.
EliminarUn abrazo.
una genialidad
ResponderEliminarsaludos
Gracias Omar, a veces nos entra la ansiedad del tiempo. Agradezco mucho tu comentario.
EliminarSaludos.
Mmmmm ¡¡qué cosa más bonita has escrito!!
ResponderEliminarEs cierto, los humanos somos ansiosamente compulsivos con el control y la necesidad de pertenencia y posesión, cuando la vida es un discurrir constante que se disfruta instante a instante que pasa y no vuelve... sólo hoy y ahora valen, ayer pasó y mañana puede ser que llegue o quizá no.
Un placer pasarme y gracias por tu visita CARLOS, aun sigo de vacaciones y en unos días vuelvo a irme, pero me ha gustado descubrirte.
Un abrazo grande
Gracias a ti Maria, a mí me gustó mucho tu blog. Con respecto al ser humano, tienes mucha razón, necesitamos ansiosamente poseer, y es que el área que más tarda en madurar en nosotros es el área emocional, ahí seguimos siendo niños, pero todo se debe a que las sociedades en las que vivimos en alguna medida también lo son, simplemente respondemos al vínculo de adaptación. En lo que no había pensado es en la complejidad que implica...
ResponderEliminarDisfruta tus vacaciones.
Un abrazo.
una vez fuí átomo de un cuerpo humano. sólo deseo que no vuelva a suceder; fue una terrible pesadilla.
ResponderEliminarabrazo Carlos.
Gracias David por tu visita. La verdad un sueño muy exótico, entiendo por que se convirtió en pesadilla.
ResponderEliminarUn abrazo.
no fue un sueño. fue real. somos plancton.
Eliminares un placer leerte.
un abrazo.
También en eso estoy de acuerdo David, pero las conclusiones ya son más alusinantes, porque en cuestiones espirituales no puedo estar seguro en que nivel evolutivo es en el que andamos. No me cabe la menor duda que la conciencia no es simplemente una herramienta de adaptación, como dirían los escépticos. A nivel genético, y de eso no puedo hablar porque lo desconozco, me gustaría saber que porcentaje es el que compartimos. Yo diría en todo caso, y afortunadamente el concepto no generaliza, somos un plancton enfermo. Lo digo, porque una de las funciones principales del planctom es absorver el bióxido de carbono llevándolo a las profundidades; nosotros por el contrario, estamos liberando todo ese bióxido recogido por millones de años a velocidades desastrozas en nombre del avance. Pero aun ese punto de vista sigue sindo discutible...
EliminarEl placer es mio David, nuevamente gracias.
Un abrazo.
Olvida mencionar, dándole la dimensión de realidad a tu comentario, es un relato fascinante que te lleva a pensar muchísmo. Me hace recordar el cuento del Dinosaurio:
Eliminar-Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí.
Leí algunas de tus entradas, son geniales, te felicito.
ResponderEliminarCon tu permiso me quedo para seguirte, abrazos miles desde Uruguay!
Cristina para mi es un honor que te quedes, y me alegro mucho que te hayan gustado mis entradas. Agradezco mucho el tiempo que te has tomado.
ResponderEliminarAbrazos.
Hola Carlos, tus letras son cautivantes. Llenas de ficción factible y misterio. Esta me encantó. Un abrazo y por aquí me quedo.
ResponderEliminarHola Patricia. No había visto tu comentario. Nuevamente agradezco tus huellas en mi blog.
ResponderEliminarUn abrazo.