Cauac, hacía temblar al cielo,
bien hecho al rincón
en su único e improvisado resguardo,
después de los relámpagos.
Escapaba en un estruendo...
Entraba al pabellón
deslizándose por el tobogán,
jubiloso de la oportunidad
de reinar en las tempestades.
Proscenio de mitos nunca escritos...
Contaba su historia con frío y humedad,
regalando aromas a maderas viejas,
a tierras mojadas
y a gritos de trueno.
Hace falta esa épica y más en nuestros tiempos!!!
ResponderEliminarAbzo
Me hubiese encantado conocer a Cauac.
ResponderEliminarSé que me hubiese enamorado de él al instante.
Fulminada.
Besos, Carlos.
Muy bella historia.
ResponderEliminarBesos.
Precioso Carlos.
ResponderEliminarMuy bello.
Por eso la tormenta es bella ..
ResponderEliminarno sin ser por ello peligrosa
... como todo lo bello atrapa o arrasa
Hermoso poema.. de lluvia y tierra, de olor a vida
La naturaleza nos regala un lenguaje mágico. Un gusto leer tus letras amigo. Besos.
ResponderEliminarGracias por venir a mi espacio, por acordarte de mí y dejarme tus palabras.
ResponderEliminarEs un estímulo grande, un placer.
Un beso
Y su memoria derrotó a los siglos.
ResponderEliminarSaludos.