Una entrada ya publicada hace quizá un año o tal vez un poco más.
Amor
y Cinismo.
Anhelos perdidos
encaminaron
mi derrota.
Y de
existir el pecado,
aún
más allá del puerto
de
la absoluta culpa
y de
la barca cargada de tropiezos
que
hecha anclas
en
las costas de mi psique,
que
además regula mi relación
con
el sufrimiento y mis satisfacciones
¿He
pecado al anular mi ser?
Buscarme
entonces en el Orco,
¿No
es acaso lo mismo a cometer suicidio?
Dejé
de ser alguien al eliminar mi vida,
inmolando
mi compromiso histórico,
abandonando mi verdadero propósito.
Sin
necesidad de una muerte física…
Convivo entre los demonios de mi propio infierno.
Convivo entre los demonios de mi propio infierno.
O,
buscarme en el paraíso,
por
haber creído siempre
que
los perros, son
el
mejor ejemplo a seguir
cuando
se trata de amar...
¿Dónde
está la contradicción que hay en la vida?
Ante
tal planteamiento,
tendríamos
que definir
lo
que es culpa y lo que es pecado.
Si
la culpa o el pecado equivalen
a
apartarse del lado del ego
para
entregarse frenéticamente,
con
entera devoción,
fanático
al altruismo,
entonces
debería existir
un
mundo lleno de pecadores
para
conseguir sociedades más felices,
más
enteras,
más
maduras emocionalmente,
más
justas y más honestas.
Y no
la porquería
en
la que se ha convertido
la
especie humana,
y
por la que los jóvenes mueren
presas
de sus ideales
al
querer cambiar
un
simple modo de vida.
Las
cosas nunca cambian
y
luego culpan siempre al amor,
por
ser risueño,
afable,
atento,
complaciente,
gracioso.
Grosero!
Antipático!
Rudo!
Desagradable!
Qué
simpleza hay en el mundo!
Qué
devastadoras imágenes
cruzan
por mi mente
ahora
que lo he perdido todo
y me
he convertido
en
un bicharraco amargado.
Una
sabandija.
En el
gusarapa que recuerda
las saturnales
más
que a las navidades.
De
practicar el Judaísmo
declararía
un sábado permanente
y me
entregaría por completo
a la
inactividad
para
que el olvido me reclame.
Todo
por haberte declarado
la
reina de mis días,
y
con pleno y absoluto
conocimiento
de mis decisiones,
me
convertí en tu esclavo.
Para
entregarte lo mejor de mí.
Todo
mi esfuerzo,
todo
mi cariño,
todas
mis ilusiones.
-Si
no te tengo
no
tengo nada,
grita
desde adentro
mi
ego absurdo y tiránico
que
no se resigna a dejar ir.
Perder
o ganar,
únicamente
si el amor
fuera
considerado un juego.
Argumento
irrisorio para algunos.
Ir,
dejar ir.
Soltar.
Desatar. Desasir.
Desenredar.
Desligar. Separar.
Arrancar.
Ir,
dejar ir.
Y a
pesar de habérmelo prometido,
con
el amor no pude.
Busqué
abatirlo por cansancio
sólo
conseguí enredarme
en
las cuerdas
que
me convirtieron
en
su marioneta
y
fámulo de sus caprichos.
Anteriormente,
ya me había pasado.
Suena
a pleonasmo conjugar
el verbo
pasar
en
pasado con pasado.
Recuerdos
sin memoria por recordar,
tal
pareciera que hoy
todo
es un ridículo.
Me
había pasado
qué,
las enfermedades del amor,
no
tienen cura.
Cura
celebrante
los
matrimonios,
al
buscar la bendición
en
el sagrado sacramento,
aún
así, nada es garantía
en
la ausencia de Dios.
Las enfermedades del amor
se traducen en locura.
Todos
lloran. Todos sufren.
Todos
cometen atropellos.
Todos
lastiman. Todos mienten.
Todos
ríen a carcajadas
como
políticos venezolanos
matando
de hambre al pueblo
para
saquear a esa nación.
Simples
ciudadanos colectivos
y
los más iluminados políticos...
El
amor por ser un niño malcriado
se
burla del hombre,
la
especie humana para el amor
no
es más que mentira y falsedad.
Y
por eso toma venganza,
egocéntrico
que es el amor.
Acaba,
destruye.
De
ser así,
nuevamente
repito
¿Qué
sería mejor, un mundo de pecadores
que
no anden pregonando amor,
culpándole
de todos sus atropellos,
y se
respete la idea de amar?
Esa
idea pura que vive
en
todos los corazones
y en
todas las almas inocentes.
¿O
sería mejor una hecatombe nuclear
como
la que busca Fidel Castro
para
acabar de esa manera
con
el embargo?
Estamos
frente al festín
de
los ridículos.
Yo,
no tengo solución,
estoy
enfermo de amores.
Los
amores me están matando
porque
vi a miles de tendidos
qué
por amor quisieron cambiar al mundo.
Sigo
tropezando
con
la misma piedra,
amando
y declarando reinas de amor.
Debo
ser el súbdito
que
más reinas ha tenido.
Más,
que todas las reinas
de
todas las partidas jugadas de ajedrez
a lo
largo de todos los tiempos,
en
todas las comarcas,
en
todas las casas,
en
todos los momentos solitarios,
y
todo de todo para todo!
Espero
sepas entenderme
y
darme esa segunda oportunidad
tan
importante y relevante
cuando
se trata de las cosas del amor.
Nunca
fue mi intención
dejarte
sin nada y en la calle,
así
como lo hice con las otras.
Te
quité todo.
Casa,
coches, dinero, todo!
Porque
todo, es todo y para todo!
en
el nombre del amor.
Vaya
enfermedad.
...He
dicho.
Carlos,
Jun. 2013...
Este poema merece ser republicado sin descanso.
ResponderEliminarEs magnífico.
Saludos.
gracias Toro, la verdad tambien quede muy complacido con el.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAbsoluto...
ResponderEliminarAbrazos,Carlos.
Gracias por volver a publicarlo, Carlos, me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso.
Me ha gustado que republiques.
ResponderEliminarUn poema que hiciste bien en re publicar.
ResponderEliminarDebemos revisar el Ego que siempre nos juega chueco.
Quizás si dejáramos al espíritu volar con libertad entenderíamos mejor el sentimiento Amor.
Ya había venido a dejar comentario pero preferí borrarlo y volver a releer tu magnífico poema.
Cuántas imágenes, cuántos temas tocados de esa manera tan fina, nostálgica y emocionante. Qué verdadero placer fue leerte.
ResponderEliminarDefinitivamente, te sigo desde hoy.
Un abrazo.
Sublime Carlos
ResponderEliminar...... y el amor nunca es el culpable .. jamás .. somos los estúpidos egocéntricos que lo ajamos
Un beso !
Menos mal que lo has repuesto.. la verdad es que creo que lo debiste de publicar en mi época de ausencias. .. gracias por traerlo de nuevo.
Tu remolino de emociones entrelazadas daría para varios poemas. Pero hiciste uno, en que no dejas ni una gota en el tintero amigo. Rescato que el amor no es fácil, menos cuando recién se ha terminado algo que nos proyectamos. Pero pasado el duelo, viene la calma y se valora mucho la paz. Más vale solo que solo en compañía. Un abrazo.
ResponderEliminarDesde que llegamos aquí y le abrimos los sentidos al mundo ya empiezan las contradicciones.... vivimos para morir, amamos para odiar, guerreamos para encontrar la paz... y así.
ResponderEliminarPequemos durante el tránsito pues, y sin sentirnos culpables, total, ¿para qué?
Besos, Carlos.