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viernes, 15 de agosto de 2014

Amor y cinismo











Una entrada ya  publicada hace quizá un año o tal vez un poco más.






Amor y Cinismo.



      Anhelos perdidos 
encaminaron mi derrota.  

Y de existir el pecado, 
aún más allá del puerto 
de la absoluta culpa 
y de la barca cargada de tropiezos 
que hecha anclas 
en las costas de mi psique, 
que además regula mi relación 
con el sufrimiento y mis satisfacciones 
¿He pecado al anular mi ser?  

Buscarme entonces en el Orco,
¿No es acaso lo mismo a cometer suicidio?
Dejé de ser alguien al eliminar mi vida,
inmolando mi compromiso histórico,
abandonando mi verdadero propósito.

Sin necesidad de una muerte física…
Convivo entre los demonios de mi propio infierno.

O, buscarme en el paraíso,
por haber creído siempre 
que los perros, son 
el mejor ejemplo a seguir 
cuando se trata de amar...  

¿Dónde está la contradicción que hay en la vida?

Ante tal planteamiento, 
tendríamos que definir 
lo que es culpa y lo que es pecado.  

Si la culpa o el pecado equivalen 
a apartarse del lado del ego 
para entregarse frenéticamente, 
con entera devoción, 
fanático al altruismo, 
entonces debería existir 
un mundo lleno de pecadores 
para conseguir sociedades más felices, 
más enteras, 
más maduras emocionalmente, 
más justas y más honestas.  
Y no la porquería 
en la que se ha convertido 
la especie humana, 
y por la que los jóvenes mueren 
presas de sus ideales 
al querer cambiar 
un simple modo de vida.  

Las cosas nunca cambian 
y luego culpan siempre al amor, 
por ser risueño, 
afable, atento, 
complaciente, gracioso.  

Grosero! Antipático! 
Rudo! Desagradable!  

Qué simpleza hay en el mundo!  

Qué devastadoras imágenes 
cruzan por mi mente 
ahora que lo he perdido todo 
y me he convertido 
en un bicharraco amargado.  
Una sabandija.  
En el gusarapa que recuerda 
las saturnales 
más que a las navidades.

De practicar el Judaísmo
declararía un sábado permanente
y me entregaría por completo
a la inactividad
para que el olvido me reclame.  

Todo por haberte declarado 
la reina de mis días, 
y con pleno y absoluto 
conocimiento de mis decisiones, 
me convertí en tu esclavo.  
Para entregarte lo mejor de mí.  
Todo mi esfuerzo, 
todo mi cariño, 
todas mis ilusiones.  

-Si no te tengo 
no tengo nada, 
grita desde adentro 
mi ego absurdo y tiránico
que no se resigna a dejar ir.
Perder o ganar,
únicamente si el amor
fuera considerado un juego.
Argumento irrisorio para algunos.

Ir, dejar ir.

Soltar. Desatar. Desasir.
Desenredar. Desligar. Separar.
Arrancar.

Ir, dejar ir.  

Y a pesar de habérmelo prometido, 
con el amor no pude. 
Busqué abatirlo por cansancio
sólo conseguí enredarme
en las cuerdas 
que me convirtieron 
en su marioneta
y fámulo de sus caprichos.

Anteriormente, ya me había pasado.
Suena a pleonasmo conjugar
el verbo pasar
en pasado con pasado.
Recuerdos sin memoria por recordar,
tal pareciera que hoy
todo es un ridículo.

Me había pasado   
qué, las enfermedades del amor, 
no tienen cura.

Cura celebrante
los matrimonios,
al buscar la bendición
en el sagrado sacramento,
aún así, nada es garantía
en la ausencia de Dios.
  
      Las enfermedades del amor
      se traducen en locura.
  
Todos lloran. Todos sufren.  
Todos cometen atropellos. 
Todos lastiman. Todos mienten. 
Todos ríen a carcajadas 
como políticos venezolanos 
matando de hambre al pueblo 
para saquear a esa nación.  

Simples ciudadanos colectivos 
y los más iluminados políticos...   

El amor por ser un niño malcriado
se burla del hombre, 
la especie humana para el amor 
no es más que mentira y falsedad. 
Y por eso toma venganza, 
egocéntrico que es el amor. 
Acaba, destruye.  

De ser así, 
nuevamente repito 
¿Qué sería mejor, un mundo de pecadores 
que no anden pregonando amor, 
culpándole de todos sus atropellos, 
y se respete la idea de amar?  
Esa idea pura que vive 
en todos los corazones
y en todas las almas inocentes.  
¿O sería mejor una hecatombe nuclear
como la que busca Fidel Castro
para acabar de esa manera 
con el embargo? 
Estamos frente al festín
de los ridículos.

Yo, no tengo solución, 
estoy enfermo de amores. 
Los amores me están matando 
porque vi a miles de tendidos 
qué por amor quisieron cambiar al mundo. 

Sigo tropezando 
con la misma piedra, 
amando y declarando reinas de amor.  

Debo ser el súbdito 
que más reinas ha tenido.  
Más, que todas las reinas 
de todas las partidas jugadas de ajedrez 
a lo largo de todos los tiempos, 
en todas las comarcas, 
en todas las casas, 
en todos los momentos solitarios, 
y todo de todo para todo!  

Espero sepas entenderme 
y darme esa segunda oportunidad
tan importante y relevante
cuando se trata de las cosas del amor.  

Nunca fue mi intención 
dejarte sin nada y en la calle, 
así como lo hice con las otras.  

Te quité todo.  
Casa, coches, dinero, todo!  
Porque todo, es todo y para todo!  
en el nombre del amor. 
Vaya enfermedad. 


...He dicho.





Carlos,



Jun. 2013...

11 comentarios:

  1. Este poema merece ser republicado sin descanso.
    Es magnífico.

    Saludos.

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    Respuestas
    1. gracias Toro, la verdad tambien quede muy complacido con el.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Gracias por volver a publicarlo, Carlos, me ha encantado.

    Un beso.

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  4. Un poema que hiciste bien en re publicar.

    Debemos revisar el Ego que siempre nos juega chueco.

    Quizás si dejáramos al espíritu volar con libertad entenderíamos mejor el sentimiento Amor.

    Ya había venido a dejar comentario pero preferí borrarlo y volver a releer tu magnífico poema.

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  5. Cuántas imágenes, cuántos temas tocados de esa manera tan fina, nostálgica y emocionante. Qué verdadero placer fue leerte.
    Definitivamente, te sigo desde hoy.
    Un abrazo.

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  6. Sublime Carlos
    ...... y el amor nunca es el culpable .. jamás .. somos los estúpidos egocéntricos que lo ajamos
    Un beso !
    Menos mal que lo has repuesto.. la verdad es que creo que lo debiste de publicar en mi época de ausencias. .. gracias por traerlo de nuevo.

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  7. Tu remolino de emociones entrelazadas daría para varios poemas. Pero hiciste uno, en que no dejas ni una gota en el tintero amigo. Rescato que el amor no es fácil, menos cuando recién se ha terminado algo que nos proyectamos. Pero pasado el duelo, viene la calma y se valora mucho la paz. Más vale solo que solo en compañía. Un abrazo.

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  8. Desde que llegamos aquí y le abrimos los sentidos al mundo ya empiezan las contradicciones.... vivimos para morir, amamos para odiar, guerreamos para encontrar la paz... y así.
    Pequemos durante el tránsito pues, y sin sentirnos culpables, total, ¿para qué?

    Besos, Carlos.

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Agradezco tus comentarios.