He venido e iré a pasear por el
infinito,
náufrago de una conciencia.
Alcancé a anclar en un islote cavernoso.
Paciente, me esperaba
mi otro yo a que lo rescatara.
Lo imagino como las trenzas
de una larga cabellera,
yo el parásito que las recorre
en un mar de pelos
montados, atormentados;
aupado sobre el caparazón
de un piojo que me sirve de barca,
ya
sin esperanza...
No dejes varada tu barca en la isla de la desesperanza.. la marea volverá con toda su fuerza a tu orilla y de nuevo volverás a navegar, tal vez sin rumbo, tal vez sin esperanza, sin destino fijo ...pero el universo es sabio ... y aunque no lleves timón la brisa te será favorable... .. claro que todo lleva su tiempo..
ResponderEliminarun beso grande desde esta mi orilla
un beso
Cunado los distintos "Yo" se ponen de acuerdo pueden remar rumbo a la esperanza.
ResponderEliminarAbzo
Bienvenido.
ResponderEliminarSaludos.
Muy bonito poema. Me ha conmovido mucho mas pues una situación bastante complicada me lastima hoy; y la poesía, cuando esta muy bien escrita, es tan poderosa como una linda canción.
ResponderEliminarUn abrazo.
La esperanza es lo último que muere.
ResponderEliminarHay que mantenerla viva.
Es lo que tiene la esperanza que cuando se pierde puede llegar hasta convertirse en un piojo...
ResponderEliminarBesos, Carlos.
No podemos vivir sin esperanzas, dejemos que las puertas de la ilusión en la vida siempre permanezcan abiertas.
ResponderEliminarUn beso.