Desaparecer, no es mi propósito...
Cuando emprenda el camino
¡Qué mi grande sombra me suceda!
La grandeza se proyecta en las sombras,
en las tinieblas que persiguen a la materia
y se van moviendo con los cambios del sol.
Que mi sombra persista
abrigando al siglo que llegué a tener
encapotado entre mis manos.
Pero, si en vida el mundo fue mío,
no veo porqué he dejarlo atrás.
Me invade la nostalgia de un niño
al verse separado de su juguete favorito.
Al que más ama…
Los grandes emperadores siempre
cargan con sus parciales materiales
a la hora de partir.
Y, aunque en mis desvaríos seniles,
ya el mundo es demasiado grande
y pesado para cargarlo,
ágil para competir contra él
y eterno en relación al hombre,
la estrategia debe ser otra,
acabar con él o continuar presente.
Un luchador caído se convierte
en la parodia de un gigante
al que se le confunde con molimos de viento
abatidos en manos del caballero andante.
Que melancólicas imágenes, aquellas
del gigante tendido sin poderse incorporar
porque al final, la derrota a todos alcanza…
¡Ni el mundo ni la vida
me van a vencer!
Porque el mundo es una entidad
peregrina y elevada
llena de seres invisibles
en pugna con la raza humana
con su mayor gigante que es Timutra.
No hay enemigo al que no se pueda vencer…
Estoy tan desquiciado
y enfermamente obsesionado
con lo eterno
que dediqué una vida entera
a aprender
cómo manipular las mentes.
A engrandecerme con sus
loas,
mientras parado en el
estrado,
antecedido por micrófonos
y una tribuna de
expectantes receptores,
resplandecía en los
corazones
que luego devoraría como
animal salvaje
valiéndome de estupendos
discursos
de falsas libertades.
Es de tontos seguir los
conceptos,
el hombre se engaña a sí
mismo
al creer que puede calmar
tempestades.
Es de tontos…
De tontos es, creer en la
libertad,
la utopía por la que mundos
enteros
entregan sus vidas para
alcanzar la nada.
Una nada que se fundamenta
en un sueño.
La libertad, no existe.
Entonces, porqué respetarla...
Limpiando el lente el
enfoque cambia
eximiéndonos de toda culpa,
al ganar adeptos, tontos
seguidores de conceptos,
que por volumen vuelven
verdad
cualquier gigantesca mentira.
Para estar todos estos años
sentado en la silla del
poder,
hay que ser expertos en el
oficio,
prepararse para cada
batalla
e ir con la absoluta
convicción de la victoria.
Ahora que me alejo y dejo
mi sombra,
las luchas serán
espirituales…
Investigué acerca del alma
y pude concluir que el
espíritu
es un torrente de emociones
que lo condenan
y atan a las cadenas de
Tifón Bafumeto,
en tanto que la llamada
psique,
simplemente cumple con la
función de existir.
Se arraiga a la trascendencia
y a la permanencia.
Nunca fuimos creados para
morir.
Nuestra esencia es vida
eterna.
No entendemos ni
entenderemos jamás
porqué estamos aquí en este
paseo de rapaces,
larga avenida de dolor,
pecados capitales
y campos de miseria,
ocupando un microcosmos de
universo,
capaz de darle sentido a la
creación
y destruirla al antojo.
El bondadoso antagoniza con
la realidad
inmaterial que los sentidos
imperfectos
no comprenden en su letargo
de ansiedades.
Los reyes filántropos se
transforman
en los arlequines de la
corte
redonda y peregrina, continental,
dual…
He decidido arriesgarlo
todo
y permanecer vuelto sombra,
la que ha de seguir marcando
el camino
por el que seres con luz
han de transitar.
Conquistar el plano
espiritual,
me hará eterno en los
corazones
de quienes creyeron en mi
discurso,
sensato y congruente
con aquello que todos
querían y esperaban escuchar.
El temor fue mi aliado, lo
implanté
con ayuda de la misma
naturaleza,
los cinco sentidos
perceptores con que el hombre
sobrevivió durante toda su
historia,
los utilicé en su contra.
Golpeando.
Creando imágenes para
asustar.
Levantando voces
represivas.
Olores fétidos de los
cadáveres opositores.
Quitando la comida para que
el gusto
se limitara y no quisiera
ser libre
y que el hambre apretara la
voluntad.
Antes de partir,
dejaré una lista absoluta
de fundamentos
a la cual deberán acudir
para continuar con mi
labor,
ésta que me costó la vida
entera,
completa la vida.
Disfruté viendo éxodos
masivos.
Familias destruidas. Presos
de conciencia.
Huelgas de hambre que
terminaron en muerte.
Desolación. Angustia. Desesperación.
Me acredité todos los
avances científicos,
las glorias deportivas.
A los artistas,
les hice pagar un precio
alto por su labor.
Me hice grande en el Congo.
Mis tropas fueron enviadas
a lugares
donde las condiciones eran
propicias.
Siempre me amparé en la
bondad de otros,
y en la incredulidad de que
existan seres
con tanta ambición
desmedida.
El caimán continua dormido,
no hay que dejarlo
despertar.
Bajo ningún motivo.
Ahora con mi ausencia habré
ganado
la última de mis batallas.
Todo lo dejo preparado.
Del plano físico al
mental,
del mental al espiritual.
Seguiré siendo exaltado
porque como dije,
la historia me absolverá.
Esta es mi obra:
-En el caos encontré la
catapulta
que me mantuvo en el
poder...
***
En tanto el dictador
continuaba escribiendo sus memorias, su séquito de secuaces se habían
proclamado como presidentes a lo largo de un continente multicultural,
fragmentado, confundido, perdido entre selvas, prejuicios e ignorancias. Estaban
reunidos ahora que el comandante había decidido partir. Todos con un mutismo
hipócrita, pensando cómo se repartirían los barriles de petróleo que adornaban
su cabecera y que imaginariamente, tal como si fueran ovejas que van saltando,
contaba y contaba con juicio senil, para poder según él, dormir en paz.
Carlos,
Ago. 2014
Los secuaces tienen que ser perseguidos y exterminados.
ResponderEliminarA patadas y puñetazos.
Despedazados.
Yo el Supremo, el Sr Presidente etc, etc ... todos los mismos perros desde hace siglos, sólo les cambiaron los collares.
ResponderEliminarY la Historia sigue, y se van absolviendo unos a otros... repitiendo esquemas y anulando pueblos.
Besos, Carlos.
El final es el mismo para todos
ResponderEliminarante el temor de la partida
los jinetes arrasan vidas ajenas
apocalíptica vida la de esos seres inmundos...
Un beso grande
¡¡Tremenda reflexión!!
ResponderEliminarHasta pronto Carlos.