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martes, 26 de agosto de 2014

Memorias oscuras...i











Desaparecer, no es mi propósito...

Cuando emprenda el camino
¡Qué mi grande sombra me suceda!
La grandeza se proyecta en las sombras,
en las tinieblas que persiguen a la materia
y se van moviendo con los cambios del sol.
Que mi sombra persista
abrigando al siglo que llegué a tener
encapotado entre mis manos.

Pero, si en vida el mundo fue mío,
no veo porqué he dejarlo atrás.
Me invade la nostalgia de un niño
al verse separado de su juguete favorito.
Al que más ama…

Los grandes emperadores siempre
cargan con sus parciales materiales
a la hora de partir.
Y, aunque en mis desvaríos seniles,
ya el mundo es demasiado grande
y pesado para cargarlo,
ágil para competir contra él
y eterno en relación al hombre,
la estrategia debe ser otra,
acabar con él o continuar presente.

Un luchador caído se convierte
en la parodia de un gigante
al que se le confunde con molimos de viento
abatidos en manos del caballero andante.
Que melancólicas imágenes, aquellas
del gigante tendido sin poderse incorporar
porque al final, la derrota a todos alcanza…

¡Ni el mundo ni la vida
me van a vencer!

Porque el mundo es una entidad
peregrina y elevada
llena de seres invisibles
en pugna con la raza humana
con su mayor gigante que es Timutra.

No hay enemigo al que no se pueda vencer…

Estoy tan desquiciado
y enfermamente obsesionado con lo eterno
que dediqué una vida entera a aprender 
cómo manipular las mentes.
A engrandecerme con sus loas,
mientras parado en el estrado,
antecedido por micrófonos
y una tribuna de expectantes receptores,
resplandecía en los corazones
que luego devoraría como animal salvaje
valiéndome de estupendos discursos
de falsas libertades.

Es de tontos seguir los conceptos,
el hombre se engaña a sí mismo
al creer que puede calmar tempestades.
Es de tontos…
De tontos es, creer en la libertad,
la utopía por la que mundos enteros
entregan sus vidas para alcanzar la nada.
Una nada que se fundamenta en un sueño.
La libertad, no existe.
Entonces, porqué respetarla...

Limpiando el lente el enfoque cambia
eximiéndonos de toda culpa,
al ganar adeptos, tontos seguidores de conceptos,
que por volumen vuelven verdad
cualquier gigantesca mentira.

Para estar todos estos años
sentado en la silla del poder,
hay que ser expertos en el oficio,
prepararse para cada batalla
e ir con la absoluta convicción de la victoria.

Ahora que me alejo y dejo mi sombra,
las luchas serán espirituales…

Investigué acerca del alma
y pude concluir que el espíritu
es un torrente de emociones que lo condenan 
y atan a las cadenas de Tifón Bafumeto,
en tanto que la llamada psique,
simplemente cumple con la función de existir.
Se arraiga a la trascendencia y a la permanencia.

Nunca fuimos creados para morir.  
Nuestra esencia es vida eterna.

No entendemos ni entenderemos jamás
porqué estamos aquí en este paseo de rapaces,
larga avenida de dolor, pecados capitales
y campos de miseria,
ocupando un microcosmos de universo,
capaz de darle sentido a la creación
y destruirla al antojo.

El bondadoso antagoniza con la realidad
inmaterial que los sentidos imperfectos
no comprenden en su letargo de ansiedades.

Los reyes filántropos se transforman
en los arlequines de la corte
redonda y peregrina, continental, dual…

He decidido arriesgarlo todo
y permanecer vuelto sombra,
la que ha de seguir marcando el camino
por el que seres con luz han de transitar.

Conquistar el plano espiritual,
me hará eterno en los corazones
de quienes creyeron en mi discurso, 
sensato y congruente 
con aquello que todos querían y esperaban escuchar.

El temor fue mi aliado, lo implanté
con ayuda de la misma naturaleza,
los cinco sentidos perceptores con que el hombre
sobrevivió durante toda su historia,
los utilicé en su contra. Golpeando.
Creando imágenes para asustar.
Levantando voces represivas.
Olores fétidos de los cadáveres opositores.
Quitando la comida para que el gusto
se limitara y no quisiera ser libre
y que el hambre apretara la voluntad.

Antes de partir,
dejaré una lista absoluta de fundamentos
a la cual deberán acudir
para continuar con mi labor, 
ésta que me costó la vida entera,
completa la vida.

Disfruté viendo éxodos masivos.
Familias destruidas. Presos de conciencia.
Huelgas de hambre que terminaron en muerte.
Desolación. Angustia. Desesperación.
Me acredité todos los avances científicos,
las glorias deportivas.  
A los artistas, 
les hice pagar un precio alto por su labor.
Me hice grande en el Congo.
Mis tropas fueron enviadas a lugares
donde las condiciones eran propicias.
Siempre me amparé en la bondad de otros,
y en la incredulidad de que existan seres
con tanta ambición desmedida.

El caimán continua dormido,
no hay que dejarlo despertar.  
Bajo ningún motivo.
Ahora con mi ausencia habré ganado 
la última de mis batallas.  

Todo lo dejo preparado.  
Del plano físico al mental, 
del mental al espiritual.
  
Seguiré siendo exaltado porque como dije,
la historia me absolverá.
Esta es mi obra:
-En el caos encontré la catapulta
que me mantuvo en el poder...



***



En tanto el dictador continuaba escribiendo sus memorias, su séquito de secuaces se habían proclamado como presidentes a lo largo de un continente multicultural, fragmentado, confundido, perdido entre selvas, prejuicios e ignorancias. Estaban reunidos ahora que el comandante había decidido partir. Todos con un mutismo hipócrita, pensando cómo se repartirían los barriles de petróleo que adornaban su cabecera y que imaginariamente, tal como si fueran ovejas que van saltando, contaba y contaba con juicio senil, para poder según él, dormir en paz. 



Carlos,
Ago.  2014

4 comentarios:

  1. Los secuaces tienen que ser perseguidos y exterminados.
    A patadas y puñetazos.
    Despedazados.

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  2. Yo el Supremo, el Sr Presidente etc, etc ... todos los mismos perros desde hace siglos, sólo les cambiaron los collares.
    Y la Historia sigue, y se van absolviendo unos a otros... repitiendo esquemas y anulando pueblos.

    Besos, Carlos.

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  3. El final es el mismo para todos
    ante el temor de la partida
    los jinetes arrasan vidas ajenas
    apocalíptica vida la de esos seres inmundos...


    Un beso grande

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  4. ¡¡Tremenda reflexión!!

    Hasta pronto Carlos.

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Agradezco tus comentarios.